
Orígenes y contexto: el nacimiento de Interviú en la Transición
Interviú nació el 22 de mayo de 1976, fundada por Antonio Asensio Pizarro (quien luego crearía el Grupo Zeta). En un contexto de recién adquirida libertad de expresión tras décadas de censura, la revista se propuso ser referente de la prensa de investigación en la nueva democracia . Sin embargo, su innovación más llamativa fue incorporar fotografías de mujeres semidesnudas o desnudas en portada, algo inédito en la prensa española hasta entonces. Según palabras del propio Asensio años después, Interviú ofreció a la sociedad aquello de lo que había estado privada: “A los españoles les faltaba sexo, les dimos sexo. Faltaba claridad, les dimos la libre expresión…” . Esta combinación de periodismo de denuncia con erotismo fue una fórmula deliberada –“un cóctel, pero no molotov”, en broma decía Asensio– que resultó sumamente exitosa.
La primera etapa de Interviú coincidió con el “destape” español: una explosión de libertad cultural y sexual tras el fin de la dictadura. En septiembre de 1976, apenas en su número 16, la revista publicó en portada el mítico desnudo de la actriz Marisol, ex-niña prodigio del cine franquista, imagen icónica de la Transición. Aquel número vendió cerca de un millón de ejemplares, un récord impulsado por el morbo y la novedad de ver a una celebridad nacional posando sin ropa. Desde entonces, Interviú se consolidó en los quioscos con tiradas semanales masivas (en los primeros años llegó a 600 mil ejemplares por semana) y se convirtió en “una ventana luminosa en una España que salía de décadas de oscuridad” (como la describiría posteriormente un cronista).
Paralelamente a los desnudos, la revista se destacó por su periodismo valiente. En 1977 fue la primera en entrevistar al entonces presidente Adolfo Suárez (logrando incluso fotos informales de él en bañador) . También destapó casos sonados: en 1980 publicó fotografías exclusivas de los cadáveres de los Marqueses de Urquijo, un crimen que conmocionó al país. En 1984, el reportero Xavier Vinader investigó tramas de extrema derecha; Interviú llegó a ser secuestrada por orden judicial en varias ocasiones debido a lo incendiario de sus revelaciones. La revista combinaba así “el destape físico” con el “destape informativo” de asuntos turbios del poder. Esta dualidad marcó su reputación: prensa catalogada a veces como amarilla o sensacionalista, pero también respetada por sus exclusivas periodísticas.
El desnudo femenino en portada: transgresión, éxito y controversias
Mostrar mujeres desnudas o semidesnudas en portada fue desde el inicio la seña de identidad de Interviú. En los años 70, esto supuso una ruptura cultural: durante el franquismo, la censura prohibía incluso los bikinis en cine o las escenas eróticas, de modo que ver el pecho desnudo de una famosa en un quiosco en 1976 resultó revolucionario. Muchas portadas de Interviú en esa época presentaron a estrellas del cine y la canción (Victoria Abril, Lola Flores, Concha Velasco, entre otras) que aprovecharon el clima de libertad para exhibir su sensualidad. España vivía el fenómeno del destape, donde el desnudo femenino se interpretaba como un símbolo de liberación personal y modernidad. La revista contribuyó a normalizar el cuerpo femenino desnudo en el espacio público, algo impensable pocos años antes. De hecho, su popularidad inicial estuvo muy ligada a ese erotismo transgresor: “arrasó por ofrecer mujeres en topless y luego desnudos integrales” indica un reportaje histórico, señalando que incluso recurrían tanto a posados consentidos como a fotos robadas de celebridades para alimentar el interés de los lectores.
Consolidado el gancho comercial de los desnudos, Interviú siguió explotando esta fórmula durante décadas. La presencia semanal de una mujer atractiva en portada se volvió casi obligatoria: la revista llegó a publicar más de 2.000 portadas diferentes, la gran mayoría protagonizadas por actrices, modelos, cantantes, presentadoras de TV o mujeres de la farándula nacional e internacional. Algunas llegaron a aparecer múltiples veces, convirtiéndose en musa de Interviú (por ejemplo, la italiana Sabrina Salerno ostenta el récord de 12 portadas).
En 1998 se creó el concurso “Chica Interviú” para buscar nuevos rostros fuera del circuito profesional , lo que democratizaba en cierto modo el acceso a la portada, aunque siempre bajo el mismo prisma de belleza estereotipada.
Estas portadas, muy esperadas por un amplio sector del público masculino, generaron también controversias. Por un lado, hubo enfrentamientos con el marco legal en materia de intimidad y honor: la revista fue objeto de demandas cuando publicaba desnudos no autorizados. Un caso sonado fue el de la cantante Marta Sánchez, cuyas fotografías desnuda (tomadas sin su permiso) aparecieron en Interviú, llevándola a un pleito que ganó en el Tribunal Supremo en 2010 –la editorial fue condenada a indemnizarla con 300.500 € –. Paradójicamente, en otro caso similar de fotos de una modelo en topless (María Reyes), la justicia acabó dando la razón a Interviú en 2009, reflejando la delgada línea entre el derecho a la información gráfica y la privacidad de los famosos. Por otro lado, desde sectores conservadores la revista fue criticada desde sus inicios por “atentar contra la moral y las buenas costumbres”, aunque el fin de la censura legal impidió que esas presiones evitaran su difusión masiva. De hecho, ya en los 80 y 90 Interviú formaba parte del paisaje social, exhibida sin tapujos en quioscos y debatida en tertulias.
Perspectivas feministas: ¿cosificación u oportunidad de empoderamiento?
Con el paso del tiempo, la exhibición del desnudo femenino en Interviú ha sido revaluada a la luz de las ideas feministas contemporáneas. Lo que en los 70 podía verse como un acto liberador – mujeres quitándose la ropa tras una larga noche de represión nacional – es visto por muchas voces actuales como una forma de cosificación de la mujer. De hecho, algunos análisis apuntan que el modelo de Interviú entró en crisis justamente porque la visión de la mujer como objeto sexual comienza (por fin) a agotarse en la sociedad. La revista cerró en 2018 también en medio de esa reflexión: hoy los hombres jóvenes ya no necesitan comprar una revista para ver desnudos –Internet ofrece “a golpe de click” todo el porno imaginable–, y además existe una mayor conciencia crítica sobre el uso del cuerpo femenino como cebo comercial. Como escribió irónicamente un columnista tras el cierre de Interviú, se puede interpretar que “su tiempo pasó: los hombres ya no compran revistas en que se usa a la mujer como cebo… por mucho periodismo de investigación que haya después”.
La crítica feminista se centra en que estas publicaciones reproducen un modelo en que la mujer es reducida a objeto de deseo, fragmentada en imagen sexual al servicio del placer masculino.
En la época del destape, esta mercantilización de la mujer se disfrazó de discurso progresista: se decía que era parte de la emancipación femenina y la liberación sexual. Sin embargo, en la práctica, revistas como Interviú o películas de la era mostraban siempre una sexualidad pensada desde y para el hombre hetero. Historiadores señalan que en España, durante la Transición, “la instrumentalización de la sexualidad femenina y el uso del cuerpo de las mujeres como reclamo publicitario se justificó con discursos aparentemente transgresores que apelaban a la emancipación”, pero que en el fondo mantenían estereotipos de género . Así, muchas actrices accedieron a desnudarse porque era casi un rito de paso para demostrar modernidad, aunque luego algunas confesaron haberlo hecho más por presiones económicas o de fama que por auténtica convicción.
Interviú y la comunidad LGBTTTIQANB+: de la marginalidad a la visibilidad
Otra faceta reveladora de la evolución sociocultural de Interviú es cómo trató los temas de la diversidad sexual y de género a lo largo de sus 42 años. En sus inicios (finales de los 70), la revista –al igual que gran parte de la prensa de la Transición– abordó la homosexualidad de forma muy sensacionalista. Hay que recordar que en 1976 la homosexualidad aún era ilegal de facto en España (amparada en la Ley de Peligrosidad Social hasta su reforma en 1979) y persistían enormes prejuicios. En ese contexto, Interviú publicó algunos reportajes sobre el “ambiente” homosexual, pero casi siempre desde una óptica morbosa: se mostraba a travestis en locales nocturnos, a “transformistas” llenos de lentejuelas, a prostitutos masculinos, etc., todo mezclado bajo la etiqueta genérica de desviaciones sexuales exóticas. Era habitual que no se distinguiera entre un hombre gay, una persona transexual o un travesti –para muchos medios era todo parte del mismo “mundillo oculto”–. Las pocas caras visibles eran artistas del espectáculo que buscaban publicidad extra mostrándose transgresores, y a menudo se insinuaba que todos los homosexuales llevaban una “doble vida” escandalosa. En aquellos años, la revista reflejaba más los estereotipos de la época que una comprensión real del colectivo: abundaban términos como “loca” o se asociaba homosexualidad con escándalos de pederastia en algunos artículos sensacionalistas. Del lesbianismo, prácticamente ni se hablaba: si acaso aparecía en clave erótica para la mirada masculina, o se presumía (erróneamente) que todas las feministas eran lesbianas, pero no se daba voz a mujeres que amaran a mujeres.Con la llegada de la democracia plena en los 80 y 90, y especialmente tras la eliminación definitiva del delito de “escándalo público” en 1988, la situación empezó a cambiar gradualmente. El movimiento LGTB español ganó visibilidad en la calle (primeros orgullos autorizados, asociaciones activas) y Interviú, aunque siguió a veces explotando lo pintoresco, también fue abriendo espacio a enfoques más serios. Durante los 80 la revista publicó entrevistas puntuales a personajes gays reconocidos (por ejemplo, algún cantante o diseñador), pero siempre que estos estuvieran dispuestos a aparecer de forma amable o glamourosa. La auténtica inflexión vendría ya entrados los 90 y 2000, cuando la causa LGTB pasó a la agenda política y mediática general. Para entonces, Interviú había dejado atrás buena parte del tono burlesco de años anteriores y comenzó a alinearse con la defensa de los derechos de este colectivo de forma más explícita.
El cambio se hizo evidente en los 2000. España aprobó en 2005 el matrimonio igualitario, convirtiéndose en uno de los primeros países del mundo en reconocer el derecho de las parejas homosexuales a casarse. Interviú celebró abiertamente ese hito. De hecho, años después, en junio de 2015, la revista lanzó un suplemento especial titulado “10 años de Igualdad” con motivo del décimo aniversario de la ley de matrimonio igualitario, rememorando la lucha por la aprobación en 2005 y sus protagonistas . Esto muestra hasta qué punto la publicación, antes vista solo como revista de tetas, se sumó también a causas progresistas. Asimismo, por sus páginas ya no era raro ver entrevistas o reportajes con activistas LGTB destacados. Por ejemplo, líderes del movimiento como Pedro Zerolo, Jordi Petit, Boti García Rodrigo o Empar Pineda –figuras clave en la defensa de los derechos de gays, trans y lesbianas en España– aparecieron en Interviú aportando sus testimonios y visibilidad.
Además, la propia política de portadas de Interviú empezó a reflejar una visión más inclusiva. Un momento histórico fue junio de 2010, cuando por primera vez un hombre posó desnudo en la portada de la revista. El elegido fue Jesús Vázquez, famoso presentador de TV y abiertamente homosexual, quien apareció “como Dios lo trajo al mundo” en una portada que rompió esquemas en una publicación acostumbrada solo al desnudo femenino . Esa decisión fue recibida como una declaración de que el erotismo no es patrimonio exclusivo del cuerpo de la mujer y que un desnudo masculino podía ser igualmente atractivo y mediático. La portada de Vázquez (quien además posó por una causa benéfica anti-homofobia) tuvo gran repercusión y abrió la puerta a que en años siguientes otros hombres se animaran: el bailarín Rafael Amargo posó en 2010, el jinete Álvaro Muñoz Escassi en 2013, y en 2017 el estilista Pelayo Díaz apareció desnudo pintado con el lazo rojo del lazo del VIH en apoyo a la lucha contra el sida . Aunque fueron casos puntuales, simbolizaron un cambio de mentalidad en la revista y su público.
Asimismo, Interviú empezó a cubrir con seriedad temas antes considerados tabú, como la realidad de las personas transexuales. Ya en 2003 la revista entrevistó, por ejemplo, a menores trans que comenzaban a vivir según su identidad de género (algo impensable en los 80) y denunció casos de transfobia. Durante su último lustro, Interviú publicó reportajes de investigación sobre el boom de solicitudes de cambio de sexo legal, las trabas médicas que enfrentaban las personas trans y los avances (o falta de ellos) en las leyes de identidad de género. Un reportaje específico sobre menores transexuales, aparecido en 2015, fue especialmente comentado. En él se contaba la historia de niñas y niños trans y sus familias, mostrando sus dificultades y su valentía para ser quienes son. La revista incluso incorporó testimonios de asociaciones como Chrysallis (que agrupa a familias de menores trans) y expuso demandas como eliminar la necesidad de diagnósticos psiquiátricos para reconocer la identidad de género. Según un columnista, ese artículo “dio mucho que hablar” en la sociedad, señal de que Interviú había logrado poner el foco mediático en un tema de derechos emergente . Cabe destacar que este tipo de cobertura mostró un tono respetuoso y empático, muy distinto al enfoque burdo de décadas atrás: se usaban ya términos correctos como “menor transexual” o “identidad de género”, se hablaba de derechos e igualdad, y se condenaba la discriminación.
Fuentes:
- Geli, Carles. El País (8 ene 2018). “El Grupo Zeta cierra ‘Interviú’ y ‘Tiempo’…”
- Wikipedia – Interviú (historia de la revista)
- Ferrer, Chema. Mallorca Diario (9 ene 2018). “Interviú y los gays”
- Gimeno, Beatriz. Blog (10 mar 2009). “Los medios y la homosexualidad en la Transición”
- Laporte, Eduardo. Navarra.com/Okdiario (9 ene 2018). “La clave está en la cosificación…”
- El Salto (28 mar 2022). “Capital erótico y cosificación”
- Chrysallis (16 feb 2015). Interviú: «35 años de lucha» (reseña del reportaje de 2015)
- laSexta (14 ene 2018). Entrevista a Teresa Viejo, “Daba la posibilidad a las mujeres de empoderarse”
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